El mundo experimental de Pablo Alonzo Pérez

En Aguascalientes está Anónimo Vinos Auténticos, un proyecto que crea vinos tradicionales y una línea experimental que está marcando su camino.

WENDY PÉREZ

Anónimo Vinos Auténticos es un proyecto enológico disruptivo en Aguascalientes, de Pablo Alonzo Pérez y su esposa María.

Su universo vinícola se divide en dos líneas: una línea tradicional y otra de intervención, más experimental, en las cuales uvas como Riesling o Muscat marcan una tendencia hacía los vinos blancos y espumosos gracias a las características de la región en la que existe más de una decena de bodegas activas y produciendo.

 

“Anónimo es parte de un crecimiento, de un desarrollo compartido. Y es así como queremos que lo vean quienes prueben nuestros vinos. Donde, además, no podemos perder lo que nos enamoró del vino, al menos a mí, el factor humano. El vino es para todos un punto de unión, más que de desunión”, dice Alonzo Pérez, que comenzó en 2011 y en la Baja la historia de este proyecto elaborando las primeras botellas guiado por Hugo D’Acosta, en La Escuelita, con quien tiempo después se hizo socio en el proyecto de la tienda de vinos La Contra, apoyando en aperturas por todo el país.

“Luego, en 2015, llegó mi historia en Aguascalientes con Vinícola Santa Elena cuando era un proyecto muy chiquito; éramos básicamente tres personas las que hacíamos todo y, poco a poco, comenzamos a crecer en producción y comercialización, añadiendo áreas como el enoturismo.

“Aquí, en este estado, fusioné la visión aprendida en La Escuelita a través de la creación del Centro de Valor Agregado, una incubadora de proyectos enológicos operando desde 2017, que busca acercar a personas que tengan o quieran conocimientos sobre vinificación y enología. Para mí una de las causas por las que hay más vinos de Aguascalientes ahora”, subraya este michoacano de nacimiento.


Tras este periodo, Pablo decidió enfocarse al 100 por ciento en Anónimo y dar rienda suelta a la materialización de su viñedo y un espacio en Aguascalientes que funja como bodega.

“En el último año crecimos en producción y consolidamos la parte experimental, la de intervención. Hicimos un vino naranja que es un vino blanco macerado y trabajado como tinto; estamos acercándonos a este tipo de vinos.

“Justo el espacio nuevo para Anónimo, donde será la bodega, viene ya. Ahí arrancaremos con la guarda de los vinos, con barricas y tanques; la idea es tener vasijas para guarda y un espacio para recibir visitantes, incluso un laboratorio con ciertas características que puedan dar servicio a otras bodegas”.

Hacía lo experimental y más

Para Pablo fue clave “escuchar” a las variedades que crecían en la zona y entender el terreno para generar vinos acorde a esto, por ello desde hace 6 años cuenta que la vinificación de un Muscat como vino tranquilo le abrió un nuevo escenario.

“Yo trabajo con un amigo que me vende uva Muscat y vi que esta variedad tiene características un cuanto exóticas que no las puedes ocultar, entonces era tratar de disfrazarlas o bien ponerle una bola disco para hacerlas notar. Y ese ha sido el camino con los vinos estos últimos años en Anónimo, entender dónde y cuándo puede hacer un buen click un estilo de vino con una variedad”.

Con esta claridad, en su línea experimental se permite hacer cosas que no están dentro de una enología by the book. “Puedes usar técnicas de vinos blancos para vinos tintos y, viceversa, y eso cambia sus características. Por ejemplo, puedes tener una percepción de taninos en un vino hecho con una variedad de uva blanca, que es lo que sucede con los vinos naranjas, cambias los matices aromáticos o percepción en boca”.

De este universo experimental, Anónimo maneja los Pet Nat (abreviación Pétillant Naturel), vino de burbuja natural hecho con un método ancestral que solo tiene una fermentación.

“Para mí estos son vinos de baja o poca intervención, ya que los naturales requieren de una agricultura 100 por ciento orgánica, sin levaduras seleccionadas, sin corrección de acidez y sin sulfitos. En los de baja o poca intervención tomas decisiones, por ejemplo, que no tengan ciertas levaduras seleccionadas o sulfitos, pero el viñedo no necesariamente es orgánico.

"Un purista dirá que el vino natural no tendrá nada más que uva”, añade.

Esta forma de hacer vino, a la que Pablo se unió, pone la expresión de la tierra, microbiología y características químicas más allá de la capacidad humana de intervenir a través de métodos invasivos. “Es perder un poco el control de la vinificación a través de cosas químicas y hacerlo más algo artesanal”.



Anónimo Vinos Auténticos son parte del portafolio de Vinos Boutique con etiquetas como Anónimo Chardonnay, Anónimo Riesling, Anónimo Tinto, Cara Cara Syrah y Pet Nat Muscat y Pinot Noir, pídelos en nuestra web 
vinosboutiquemexicanos.com/collections/vinos

EXTRA
¿Y qué pasa en Aguascalientes?

Con Pablo Alonzo Pérez conversé sobre la llegada de la vid a tierras hidrocálidas y aclaramos algunos puntos. “Muchos mexicanos tenemos una idea errónea del cómo se empezó a producir uva. La vid llega a México como cultivo a través de la conquista española que arribó por el Golfo y avanzó hasta la península.

De hecho los primeros cultivos de uva se encontraban por Veracruz, Puebla, Jalisco, Guanajuato, y llegan a Aguascalientes. Pasan los años y crece la vinicultura, y en el México independiente se desarrollan sobre todo tres zonas: Coahuila, Baja California y Aguascalientes.

“Este último estado junto con Zacatecas toman importancia especial porque ahí surgen empresas enfocadas en plantar viñedos para producir brandy y vino. Todo esto hace que la región llegue a tener 13 mil hectáreas de viñedo, que nos puso como primer productor de uva del país, les hablo de los años 1970 a 1980”.

Tras este boom viene un declive que Pablo atañe a varios factores, entre ellos malos manejos de los viñedos; un cambio de tendencia en el consumo del brandy, y con la llegada del neoliberalismo hay un movimiento en la política económica, ante el cual esta industria no estaba preparada para competir con las grandes empresas del mundo.

“Todo esto hace que al final el precio de la uva caiga, a tal grado, que prefieran arrancarla, y con ella se va mucho de la historia no solamente en Aguascalientes, también en Baja California y en Coahuila”.

Este hidrocálido por adopción añade que gracias al regreso de la producción en Baja se activa con fuerza el oficio vinícola, y de esta forma hemos sido testigos del renacer del vino mexicano.

En Aguascalientes hay una ruta del vino con 14 puntos de interés que también incluyen productores de queso y aceite de oliva y que puedes explorar en la página web: rutadelvinoags.com