Un juguette que fue creciendo
Desde Australia, Mauricio Ruiz Cantú y su colega Benjamin Caldwell
siguen divirtiéndose en la enología creando etiquetas reconocidas en diversos continentes.
La aparente calma reina en la bodega donde se produce Juguette en la región de McLaren Vale, al sur de Australia. Desde ahí sale este vino australiano con alma mexicana, creado en 2012.
Esa calma está por cambiar, dice Mauricio Ruiz Cantú, mexicano cofundador con Benjamin Caldwell del proyecto que ha ido creciendo al igual que sus conocimientos enológicos.
Lo que se avecina, narra, es embotellar, vaciar tanques, exportar y dejar la bodega lista para llenarla con nuevas uvas los siguientes meses del año, especialmente marzo y abril durante la vendimia.
“Australia es un país enormemente diverso, no te lo acabas en estilos y regiones. Aunque principalmente usamos uvas que proceden de los valles de Barossa y McLaren, tenemos un poco de Langhorne Creek para El Trompo de Juguette (vino robusto y concentrado, hecho de Merlot y Cabernet Sauvignon muy afín al estilo del sur de Burdeos, Francia). Igualmente usamos algo de Riverland, necesario para El Avión de Juguette (Grenache, Shiraz y Mataro como le llaman a la Mourvedre; blend que recuerda a los caldos del sur francés del Ródano), donde se da un excelente Grenache”.
Caso contrario a Somos, que define como la “antítesis de Juguette”. Línea en la que él y Benjamin juegan con variedades alternativas que han plantado en Australia, apropiadas al clima -un ejemplo es la tinta Aglianico que ya los identifica-. “El otro foco de Somos es que la viña es manejada de manera sustentable, con certificados orgánicos y biodinámicos”.
Al igual que Juguette en esta línea -que inició en 2014- aboga principalmente por los monovarietales -Aglianico, Vermentino, Cabernet Franc, Barbera, Mencía-, sumando una opción de vino naranja.
“Al final el juguete de la bodega se convirtió en Somos porque resultó un escaparate creativo, con una producción que se exporta a Corea, Japón, Estados Unidos, Canadá, Brasil y México… es un proyecto que ha ido en una dirección diferente a Juguette”, comenta Mauricio, “es crecer pero sin perder el enfoque en calidad, seguimos siendo una bodega chica, cuidadosa de los detalles y amante de las fermentaciones pequeñas”.
“Los incendios que azotaron Australia durante la pandemia nos acercó a la materialización de estas etiquetas, pues durante esta situación muchos productores se quedaron afectados, no iban a producir Pinot Gris. Ante esto nuestro distribuidor principal en la Costa Este, donde está Sidney, nos preguntó si podíamos darles opciones con esa uva y al ver que no encajaba en lo que ya teníamos creamos Seven Eves con la ayuda de Jon O’Connell, un vitivinicultor de la región de Macclesfield que tenía varietales de clima frío y con el que ya habíamos trabajado. Así es como nacieron estos vinos que liberamos el año pasado y nos han dado sorpresas”, resalta Mauricio sobre un proyecto que les otorgó el premio como Mejor Vino Tinto -con un Shiraz- del Adelaide Hills Wine Show 2022.
“A diferencia de los concursos grandes, cuando son regionales se atraen a casi todos los productores de la zona, hay camaradería y es más una oportunidad de probar vinos de otros. Con Seven Eves nos invitaron y estábamos emocionados de ver cómo iba eso y logramos el mayor reconocimiento del evento”.
El enólogo explica que emplea variedades francesas clásicas, pero con el twist de su enología más moderna, con cosechas tempranas y fermentaciones espontáneas. “Eso se refleja en las etiquetas inspiradas en diversos atardeceres muy impresionistas hechos por un artista húngaro, pero que de alguna manera fueron ‘vandalizados’ con pop art de otra artista española que diseñó stickers que representan algo de nuestra niñez.“Sin duda hay un lado nostálgico en estas etiquetas porque son esos estilos con los que comienzas a tomar vino y queríamos evocarlos… tenemos seis vinos y el séptimo será de uva Gamay que ya se injertó”.Esa nostalgia de la que habla Mauricio también tiene repercusiones a miles de kilómetros en territorio vinícola mexicano, exactamente en el Valle de Ojos Negros, en Baja California, donde junto a su familia arrancó en 2019 con la primera cosecha de Dominio de las Abejas.
“Hace unos años entró a tomar las riendas Ricardo Michelle, un agrónomo con el que hice amistad en Australia, trabajaba en Parras y le ofrecimos las riendas del proyecto y es él que ha sacado la certificación orgánica y nos ha ido padrísimo.
“Aunque yo estudié viticultura y enología he crecido más como enólogo que como viticultor y Ricardo hace un mejor trabajo y ha fungido como pilar para desarrollar los proyectos de Baja California. Incluso tenemos otro en México que vamos a liberar este año llamado Descendientes de Charles Martínez y viene igualmente de Ojos Negros, con un perfil más tradicional no tan hands-off como Dominio de las Abejas”, explica el enólogo que pasa los meses de septiembre y octubre en México por la vendimia, hace los vinos y regresa a Australia a continuar con su historia en aquel continente.
Al igual que Juguette que se exporta 100 por ciento a México, puedes encontrar Dominio de la Abejas y Somos a través de Vinos Boutique Mexicanos (VBM), un colaborador en la distribución que genera cuidado y aprecio alrededor de lo que producen Mauricio y Benjamin.
EXTRA
Arma tu colección
VBM tiene toda la línea de Juguette y Mauricio Ruiz Cantú cuenta un poco sobre varios de ellos:
-La gama de La Piñata, El Velero, El Trompo y El Avión son ideales para quienes buscas vinos expresados.
-La gama clásica de Juguette va para los interesados en conocer la expresión de los valles australianos y lo pueden hacer con su Shiraz de Barossa Valley, vino insignia que arrancó el proyecto, y con Juguette Cabernet-Shiraz de McLaren Vale, un blend muy australiano.
-Finalmente para quienes quieren exclusividad está Oda, un vino que comenzó como regalo a la esposa de Mauricio hecho de un ensamble de lo que más le gusta anualmente. Es un vino muy personal, lo mejor que puede dar el viñedo y la bodega.