Por los viñedos de Paso Robles

Édgar Torres es un ejemplo de trabajo, preparación y amor al mundo enológico en esta zona de California.

Wendy Pérez

A unas 15 millas de la costa del Pacífico californiano es donde está Paso Robles, zona vinícola y el hogar Édgar Torres. Él es el encargado de generar estos característicos vinos expresivos a través de tres proyectos propios: Bodega de Édgar; Straight Out of Paso y Songs Wines. “Paso Robles ha crecido mucho. Yo acabo de cumplir 42 años esta semana y cuando empecé tenía 22. A medida de 20 años fuimos de unas 40 o 50 bodegas a unas 200… es una región muy bonita que recomiendo visitar ahora que está más accesible”, narra Édgar, quien llegó a los 8 años a Los Ángeles con su familia desde Michoacán.Me cuenta que trabajó de mesero para pagar sus estudios, y fue gracias a este oficio que se prendió del tema vinícola.“Le ayudé a unos amigos que hacían vino y ahí tuve la oportunidad de ver desde la viña hasta la botella. Así que dejé el colegio y usé mis ahorros para comprar una tonelada y media de uva, que embotellé y vendí; empecé poco a poco, hasta que en 2007 establecimos Bodega de Édgar”.

Ese aprendizaje se ha reflejado en 10 etiquetas que lucen en las 3 marcas que posee Édgar, y que tienen enfoques claramente españoles, gracias al uso de cepas como la Tempranillo y la Garnacha, principalmente.“En Bodega de Édgar hacemos nuestros Tempranillos con mucha influencia de Ribera del Duero, y los Gran Reserva un poco más al estilo Riojano”.

Sobre los perfiles de las otras marcas: Straight Out of Paso (2018) la pensó como homenaje a las uvas de la región, entre ellas varias de origen del Ródano que se dan perfectas en Paso Robles; mientras que Songs Wines (2020) la considera el proyecto de sus sueños, con un evidente estilo francés.“Usamos uvas como la Grenache, Syrah, Carignan, Merlot, Cabernet Sauvignon y como cualquier bonita canción que nos trae recuerdos de un momento o persona especial, queremos que este vino sea también un momento para recordar, que exprese al 100 la uva; un vino limpio, bonito”.

Este apasionamiento por replicar en tierras californianas las formas de hacer vino en zonas europeas españolas y francesas es el sello de lo que produce Édgar, que en cuanto logró su green card -en 2015 para ser exactos- voló a España a visitar Rías Baixas, Toro, Ribera del Duero, Rioja, el Priorat. Recorridos que repite con su familia, equipo y ahora con su club de vinos compuesto por clientes asiduos. “Otro sueño es comprar algo allá y hacer dos vinos de las regiones de Montsant y Priorat”. Dice que hay uvas que con el paso del tiempo han llamado su atención, en especial la Carignan, cepa que se da muy bien en el área de Paso Robles.  “Ahora producimos los mismos volúmenes de esta uva y de Tempranillo”, añade, “en general son pocas cajas lo que generamos, ya estamos creciendo pero sí creemos en el cuidado más que plantar y plantar”.


 
De sus totales, menciona que sólo el 25 por ciento se va a México a través de Vinos Boutique Mexicanos (VB), su único distribuidor fuera de Estados Unidos.

“A VB les envió pues respeto la forma en que seleccionan y cuidan su portafolio, a quienes hacemos llegar unas 3 o 4 diferentes etiquetas”, concluye este migrante que a base de trabajo es líder en su gremio.