El universo experimental de Vena Cava
Phil Gregory es parte del evolutivo mundo enológico en Baja California, siendo su vinícola hogar de procesos como el vino natural.
Wendy Pérez
Wendy Pérez
Lo experimental es sello que acompaña los sueños de Phil y Eileen Gregory. A donde vayan, sus ganas de crear brotan como su viñedo Vena Cava, en el corazón del Valle de Guadalupe.
Ellos siempre vanguardistas, o mejor dicho, leales a su forma de conectarse con lo que hace la vida mejor: en este caso el vino. Un mundo al que entraron en 2002, a pesar que como me cuenta Phil, él venía a México a echarse en una hamaca con cerveza en mano, pero su esposa no.
“Así fue, llegamos y nos abrazó el mundo del vino, en aquel inicio, oficialmente en 2005, fueron 12 variedades que estaban disponibles en el Valle y esas plantamos. Al paso de 20 años, sé que este valle sorprende, adatando variedades que aún estamos por explorar”, explica el británico que pasó de crear música en Hollywood, a crear vinos en Baja California.
Sin pesticidas, ni fertilizantes artificiales, en un viñedo orgánico propio es donde la voz de su esposa Eileen lo alentó a seguir experimentado con distintos métodos de vinificación para la creación de vinos naturales, ancestrales, ámbar y diversas fermentaciones en barrica, alcanzando un balance único en sus etiquetas.
“Hay varias razones del por qué yo hago y puedo hacer tantos experimentos, y es que quiero hacerlos, mi esposa quiere hacerlos, ambos queremos hacer vinos diferentes y también la ley dentro del país no me prohíbe estos experimentos, cuando en otras partes del mundo es imposible o difícil, y esto es liberador para un winemaker con yo.
“Así que el tema de los vinos naturales, que era como se hacía vino en el pasado sin añadiduras comerciales, se volvió una pasión para mí desde hace siete años”, cuenta Gregory, que trabaja día a día en esta icónica vinícola diseñada por el arquitecto Alejandro D’Acosta, quien retomó el uso de embarcaciones y otros materiales que hoy tienen nueva vida.
Phil resalta que los vinos naturales significan el 25% de su producción, aunque el número puede variar año con año.
“Hay tiempos cuando puedo decidir si mantengo todo un vino como natural o si vamos a hacer dos vinos diferentes del mismo natural o voy a convertirlo en un vino más cotidiano. En Vinos Boutique tenemos el Vena Cava Rosado, Tempranillo, el Sauvignon Blanc, el espumoso, y el Vena Cava Ámbar, como le llamo al Orange Wine de la casa; así como los naturales que van saliendo”.
Otro de los aspectos que emociona a Phil es la creciente apertura que ve en los consumidores por probar vinos “inusuales”, que aún llegándoles pocas cajas, lo valoran.
“Yo hago el vino con mi equipo en la bodega, y con Juan Paredes. Hemos elaborados vinos 17 años juntos, pero de vez en cuando mi esposa dice que sería interesante hacer un tipo determinado. Ella fue quien me alentó con los naturales y el ámbar”.
Tanto en sus vinos experimentales, como en los más cotidianos, la visión no varía mucho: “en el natural hay cero levadura comprada y sulfitos, y casi no los filtro, por ello muchos pueden ser turbios”.
Este productor me cuenta que la primera vez que hizo un vino natural fue el vino ámbar, y que estaba seguro que lo arruinaría, pues el riesgo era enorme al ser cero añadiduras.
“No hicimos mucho, cuatro barricas, es decir, unas mil 200 botellas, dos barricas se dejaron cinco meses y las otras dos poco más de un año. Esto nos sirvió aprender, y ahora solo las dejamos los primeros cinco meses que ayuda a que sea un producto más fresco y frutal”.
“Es un gusto ver esas ganas de las personas a explorar mis experimentos”, resalta entre risas Phil, y ve alentador como la nueva generación de las vinícolas anclas están regresando a cuidar lo que sus padres y madres fundaron, y eso da mucha esperanza al Valle.
Esta vinícola es parte de la familia Villa del Valle, un premiado hotel boutique, y del concepto culinario Troika. Reserva en: www.venacavawine.com y pide tus vinos en: vinosboutiquemexicanos.com
En los vinos cotidianos que hace el equilibrio lo busca, más que añadiendo sulfitos, con otras uvas que cosecha previamente, apegándose a un proceso primordialmente natural y no químico.
Ellos siempre vanguardistas, o mejor dicho, leales a su forma de conectarse con lo que hace la vida mejor: en este caso el vino. Un mundo al que entraron en 2002, a pesar que como me cuenta Phil, él venía a México a echarse en una hamaca con cerveza en mano, pero su esposa no.
“Así fue, llegamos y nos abrazó el mundo del vino, en aquel inicio, oficialmente en 2005, fueron 12 variedades que estaban disponibles en el Valle y esas plantamos. Al paso de 20 años, sé que este valle sorprende, adatando variedades que aún estamos por explorar”, explica el británico que pasó de crear música en Hollywood, a crear vinos en Baja California.
Sin pesticidas, ni fertilizantes artificiales, en un viñedo orgánico propio es donde la voz de su esposa Eileen lo alentó a seguir experimentado con distintos métodos de vinificación para la creación de vinos naturales, ancestrales, ámbar y diversas fermentaciones en barrica, alcanzando un balance único en sus etiquetas.
“Hay varias razones del por qué yo hago y puedo hacer tantos experimentos, y es que quiero hacerlos, mi esposa quiere hacerlos, ambos queremos hacer vinos diferentes y también la ley dentro del país no me prohíbe estos experimentos, cuando en otras partes del mundo es imposible o difícil, y esto es liberador para un winemaker con yo.
“Así que el tema de los vinos naturales, que era como se hacía vino en el pasado sin añadiduras comerciales, se volvió una pasión para mí desde hace siete años”, cuenta Gregory, que trabaja día a día en esta icónica vinícola diseñada por el arquitecto Alejandro D’Acosta, quien retomó el uso de embarcaciones y otros materiales que hoy tienen nueva vida.
Phil resalta que los vinos naturales significan el 25% de su producción, aunque el número puede variar año con año.
“Hay tiempos cuando puedo decidir si mantengo todo un vino como natural o si vamos a hacer dos vinos diferentes del mismo natural o voy a convertirlo en un vino más cotidiano. En Vinos Boutique tenemos el Vena Cava Rosado, Tempranillo, el Sauvignon Blanc, el espumoso, y el Vena Cava Ámbar, como le llamo al Orange Wine de la casa; así como los naturales que van saliendo”.
Otro de los aspectos que emociona a Phil es la creciente apertura que ve en los consumidores por probar vinos “inusuales”, que aún llegándoles pocas cajas, lo valoran.
“Yo hago el vino con mi equipo en la bodega, y con Juan Paredes. Hemos elaborados vinos 17 años juntos, pero de vez en cuando mi esposa dice que sería interesante hacer un tipo determinado. Ella fue quien me alentó con los naturales y el ámbar”.
Tanto en sus vinos experimentales, como en los más cotidianos, la visión no varía mucho: “en el natural hay cero levadura comprada y sulfitos, y casi no los filtro, por ello muchos pueden ser turbios”.
Este productor me cuenta que la primera vez que hizo un vino natural fue el vino ámbar, y que estaba seguro que lo arruinaría, pues el riesgo era enorme al ser cero añadiduras.
“No hicimos mucho, cuatro barricas, es decir, unas mil 200 botellas, dos barricas se dejaron cinco meses y las otras dos poco más de un año. Esto nos sirvió aprender, y ahora solo las dejamos los primeros cinco meses que ayuda a que sea un producto más fresco y frutal”.
“Es un gusto ver esas ganas de las personas a explorar mis experimentos”, resalta entre risas Phil, y ve alentador como la nueva generación de las vinícolas anclas están regresando a cuidar lo que sus padres y madres fundaron, y eso da mucha esperanza al Valle.
Esta vinícola es parte de la familia Villa del Valle, un premiado hotel boutique, y del concepto culinario Troika. Reserva en: www.venacavawine.com y pide tus vinos en: vinosboutiquemexicanos.com
En los vinos cotidianos que hace el equilibrio lo busca, más que añadiendo sulfitos, con otras uvas que cosecha previamente, apegándose a un proceso primordialmente natural y no químico.
PARES PERFECTOS
- Los blancos naturales son mucho más frutales y prefectos para tomarse solos, especialmente con el clima de México. Pero si quieres combinar con alimento, el camino son platos ácidos o agridulces, así como almejas y ostras.
- Cuando es un vino ámbar (Orange wine) va bien con una cena completa, que incluya desde ensaladas, caldos, sopas, pescados, codornices, carnes más ligeras, no rojas.
- Los tintos naturales, como el Cabernet Sauvignon, el Grenache y el Nebbiolo que hemos elaborado, ya aguantan platos con más grasa, charcutería y quesos maduros.